Cuando pienso en escribir sobre queso, me resulta
complicado expresar con palabras algo que considero sensaciones. Pero bueno,
vamos a intentarlo. Quesos de Canarias, muchos y variados, pero todos con una
raíz común, queso fresco de cabra. Siendo palmero y orgulloso de serlo, hablare
o lo intentare, sobre el queso palmero. Recuerdos de niñez, mi abuela, un banquito de
madera, un caldero de peltre color vino intenso, un pañal (blanco impoluto) de
tela a modo de tamiz y forrando el caldero una vieja manta a rayas marrones en
diferentes tonos del mismo. El olor a cabra, a hierba fresca en invierno y a tederas (Bituminaria bituminosa) secas en
verano. El sonido de la leche al impactar con el cubo de ordeñar y la
inconfundible imagen, de la espumosa leche recién ordeñada.El queso palmero, queso fresco de leche cruda de
cabra sin pasteurizar, coagulado con cuajo natural de cabrito, y salado con sal
marina gruesa, solo en su parte exterior. Yo, a nivel personal, diferencio dos
claros momentos. El queso blanco, ese que tenemos nada mas sacarlo de la
empleita (aro en el que se le da forma a la cuajada para transformar la en
queso), sabor suave, casi como cuajada,
tenue regusto a cuajo y salado en su parte exterior. Ideal para comer tal cual, con papas guisadas
o quizás con miel o simplemente acompañando un plato de potaje. El segundo
estadio seria, el queso ahumado. Proceso cuasi místico, en el cual
quemando cascaras de almendras, tuneras
secas o pinocha. Ahumamos el queso blanco dándole en su exterior unos tonos
ocres, más o menos intensos, depende de la mano que lo ahume.
Este “vestido de
humo”, transforma el queso, dotándolo de nuevos aromas e incorporando el gusto
ahumado al mismo. También le da el primer golpe de curación, aunque se mantiene
como fresco. Queso ahumado, ideal para acompañar un vaso de negramol o
malvasía, con un peloto de gofio y mojo, o para un simple, a la vez que
maravilloso, bocadillo con dulce de membrillo o guayaba, convirtiéndose en
aliados perfectos.Queso fresco de cabra, queso palmero. Sabores
suaves al sur, algo mas fuertes al
norte, ligeramente pastoso, aromas y gustos a ahumado o aromas a leche fresca y
gusto a cuajo en otros. Permítanme una recomendación: queso blando con miel, a
modo de cena. Buen queso fresco y miel de abeja, si es posible de castaño. Y si
prefiere queso ahumado, busque un rico pan de leña, dulce de membrillo y unas
lonchas de queso ahumado, y tendrá un desayuno inolvidable.
Victor M. Hernandez Perez
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